sábado, 7 de febrero de 2009

INTRODUCCION A LA GNOSIS

Un estudio intelectual de la Gnosis comienza inevitablemente por la denominada «Gnosis clásica» de los primeros siglos de la era cristiana:

«Porque, si hay una Gnosis clásica, esta es, decididamente, la del siglo de los Antoninos y de la ancha paz romana. Los gnósticos por antonomasia seguirán siendo los Basílides, los Valentines, los Ptolomeos…; todos los demás serán gnósticos por referencia a la prodigiosa especulación filosófica y teológica de aquellos grandes maestros.”

Biblioteca Clásica Gredos



Y sólo cuando penetramos en el verdadero significado oculto de la palabra griega Gnosis es que comprendemos que sus principios no pertenecen a «alguna exclusiva latitud espiritual», que revestida esta con muchas otras formas culturales siempre estuvo presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. De allí esta definición contemporánea que no sólo la presenta como un «conocimiento de los misterios divinos», sino además como «un funcionalismo muy natural de la conciencia, una Philosophia perennis et universalis».

«Si es bien cierto que debemos tener en cuenta en cualquier sistema gnóstico sus elementos helenísticos orientales, incluyendo Persia, Mesopotamia, Siria, India, Palestina, Egipto, etc., nunca deberíamos ignorar a los principios gnósticos perceptibles en los sublimes cultos religiosos de los nahuas, toltecas, aztecas, zapotecas, mayas, chibchas, incas, quechuas, etc., etc., etc., de indoamérica».

Samael Aun Weor



Comprendida la Gnosis como una función natural de una conciencia despierta, entonces se explican y definen mejor los términos derivados con los cuales se suele siempre esta acompañar, gnóstico y Gnosticismo:

«El gnóstico auténtico quiere un cambio definitivo, siente íntimamente los secretos impulsos del Ser y de aquí su angustia, rechazo y embarazo, ante los diversos elementos inhumanos que constituyen el Yo».

«La palabra Gnosticismo encierra dentro de su estructura gramatical la idea de sistemas o corrientes dedicadas al estudio de la Gnosis».

Samael Aun Weor



Y de igual modo que el gnosticismo del siglo II afirmaba que «hay en el hombre una centella divina procedente del mundo superior, caída en este mundo sometido al destino, al nacimiento, y a la muerte; esta centella debe ser despertada por la contraparte divina para ser, finalmente, reintegrada a su origen», lo mismo sostiene este gnosticismo contemporáneo.